lunes, 27 de marzo de 2017

DUBROVNIK. La Atenas dálmata.

Fundada a principios del siglo VII y edificada sobre una península, la villa medieval de Dubrovnik se convirtió en una importante potencia marítima a partir del siglo XIII (época de la que data parte de su casco antiguo). Recorrer sus calles supone sumergirse en un viaje apasionante a través de la historia que envuelve a esta ciudad de la costa Dálmata de Croacia.

Puerto de Dubrovnik

Sometida primero bajo el imperio de Bizancio y posteriormente como parte de la República de Venecia, no fue hasta 1358 cuando la actual ciudad de Dubrovnik consiguió su ansiada independencia, estableciéndose la República de Ragusa. Aunque esta ciudad-estado se mantuvo independiente durante muchos años, la historia tenía preparada para Ragusa un baile de captores; primero Napoleón, en 1808, puso fin a la República y la anexionó al Reino Napoleónico de Italia, después, pasó por el dominio austrohúngaro y tras la primera guerra mundial, en 1918, los serbios la tomaron como propia, pasando a ser parte en su momento de Yugoslavia. No fue hasta 1991 cuando tras la denominada guerra de los Balcanes quedó finalmente conformada como parte de Croacia. Aunque durante esta guerra Dubrovnik fue duramente bombardeada -aún se pueden apreciar algunas cicatrices de aquellos años convulsos-, la ciudad se ha recuperado con vigor para volver a encantar a sus visitantes. En 1979 fue inscrita en la Lista de Patrimonio Mundial por la UNESCO. 

Calle Stradum

Teníamos muchas ganas de conocer Dubrovnik, especialmente desde que seguimos la serie de "Juego de Tronos", donde salvo por algún que otro efecto digital, Dubrovnik presta sus calles como escenario de las escenas correspondientes a King's landing (Desembarco del Rey en su versión en castellano). Por lo tanto, aprovechando nuestra visita a Budva, no quisimos dejar escapar la oportunidad de recorrer los escasos 100 km que separaban ambas ciudades. A lomos de un ferry y atravesando una imponente frontera enclavada entre montañas llegamos a Croacia.

Ferry en la bahía de Kotor

La ciudad nos recibió con un monumental atasco de más de una hora, justo a la entrada. Quizás por el hastío del atasco y el mogollón de coches, decidimos aparcar "con gusto" en el primer parking que nos mostró el panel luminoso de "free place". ¿La tarifa? Mejor no os lo decimos... bueno sí; ¡¡5€ la hora!!, un robo. Pensamos en buscar otra opción pero la idea de salir de nuevo a la jungla de asfalto nos daba mucho vértigo, por lo tanto, no nos quedó mas remedio que dejarnos atracar y sonreír cual turista dominguero. Fue en ese momento cuando comprendimos que Croacia y Montenegro, económicamente, viven en dos mundos paralelos.

Entrada a la ciudad
Tras 5 minutos cuesta abajo por fin llegamos a la antigua ciudad de Dubrovnik. Entramos por la principal puerta de entrada que da acceso a la ciudad antigua: La Puerta Pile. Esta puerta se compone de dos puertas de estilos diferentes; la exterior renacentista y la interior gótica.

Puerta Pile de acceso a la ciudad

Lo primero que nos sorprendió al entrar fue la masificación descontrolada, y eso que estábamos en septiembre y con un día bastante cubierto. No es de extrañar la nueva normativa aprobada que limita el acceso al casco histórico de la ciudad a un cupo máximo de 8.000 turistas al día, y la cual entrará en vigor a partir del próximo año.

Al descender puerta Pile, a base de "loops" y efectos un par de músicos hacían "el agosto" (en este caso "el septiembre") recreando una atmósfera medieval que te acompañaba hasta la Gran Fuente de Onofrio, uno de los emblemas de la ciudad y situada en un extremo de la mítica calle Stradun.

Músicos callejeros en la ciudad antigua

Gran fuente de Onofrio

Calle Stradum desde la muralla


Recorriendo sus calles
No sé si por las calles de mármol del centro histórico, el brillo del mar, o los edificios barrocos, pero un paseo por Dubrovnik emociona. Sin dudas se trata una de las ciudades más bonitas de Europa. 

Iglesia de San Blas

En los últimos años su fama se ha multiplicado en parte gracias a la serie de HBO: Juego de Tronos.
Como buenos seguidores de la serie que somos (contando los días para la 7ª temporada), fue inevitable no sentirse como un Lannister paseando por King's Landing. Existen muchas referencias a las serie en la ciudad, desde tours guiados hasta una réplica del trono de espadas, por no mencionar que todas las tiendas de souvenirs tienen stuff relacionado con la serie.

Desembarco del Rey

Zona del puerto
Disfrutando el encanto de Dubrovnik llegamos al puerto; Yates de lujo comparten plaza con pequeñas embarcaciones de pescadores o algunos barcos turísticos que, como buenos piratas; te quitan el oro, la plata, y lo que pillen.

Puerto principal de Dubrovnik

Vista Este del puerto


Un paseo por la Muralla
Antes de salir del casco histórico de Dubrovnik todo el mundo debería rascarse la cartera para recorrer los 2 km por encima de la muralla que bordea la ciudad. En este caso hay que decir que se trata de algo que merece totalmente la pena. 
Es imposible no ser inspirado por un paseo sobre las antiguas murallas de la ciudad que protegió una civilizada y sofisticada república durante siglos. Las vistas de los tejados naranjas de la ciudad, del puerto, de la Torre Miceta o del cinematográfico Dubrovnik West Harbour, hacen de los 20€ (5€ para estudiantes) que cuesta el acceso una experiencia digna de ser vivida.

Tejados de Dubrovnik

Dubrovnik West Harbour
Dubrovnik desde la muralla con la catedral al fondo

Muralla de la ciudad antigua

Existe la posibilidad de coger un funicular que sube hasta la colina donde se encuentra el museo militar de la ciudad, y desde donde las vistas, según dicen, son impresionantes. Nosotros, por problema de tiempo (y dinero) no pudimos permitírnoslo. En cada sitio siempre es bueno dejarse algo pendiente... para regresar. 

Funicular de Dubrovnik 

WINTER IS HERE!


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